La playa de la Malvarrosa es nuestro destino de creación. Recientemente y por razones enigmáticas, la gestación creativa de nuestras ideas nos dirige en torno a tal lugar. Allá nos sometemos a la persistencia metamórfica de una fantasía tornándose en realidad. Según nos acercamos al lugar, sentimos percibir la sensación inefable de devolvernos cada vez más cerca al vientre que ambos supimos experimentar en un mismo intervalo de tiempo y espacio compartido. No es solamente sentir una conexión con el origen vital del cuerpo, sino también con el estado primigenio de nuestra historia ancestral Taína.
El emplazamiento es un desagüe artificial que interrumpe el espacio del balneario y lo divide en dos partes. Este desagüe mide unos 15 metros de ancho, definido entre dos malecones paralelos. Su propósito es recoger el agua de la lluvia, canalizarla y expulsarla hacia el mar. Estos dos malecones, no sólo interrumpen el campo visual del bañista presente sino también su habilidad de transitar en el espacio público. Para resolver este impedimento, se ha construido sobre el desagüe un puente peatonal que le permite al bañista tener acceso al resto de la playa; curiosamente el puente se transforma en un canal de tránsito peatonal.
El intercambio de agua entre la tierra y el mar es la razón física de por qué este espacio es ideal para trabajar en él. En determinados momentos, cuando no llueve más coincide con la marea baja, el desagüe se seca. El nivel freático del canal mantiene la superficie de la arena suficientemente húmeda para endurecerla, pero no inundarla; de tal manera nos permite caminar sobre ella sin dejar el rastro de nuestras huellas. Que la superficie de la arena se mantenga rígida y compactada en un amplio terreno, es esencial para ejecutar nuestra intervención artística; nos permite realizar dibujos colosales con esgrafiados limpios y precisos.
El puente peatonal nos vale como nivel superior para documentar la intervención artística que estaremos elaborando bajo él, pero también le permite al espectador una especie de grada para la contemplación del acto. Desde esa perspectiva existe el ángulo apropiado con cual deseamos que se aprecie la obra.
La poética de este "site" se entabla con la realidad de ser un "no lugar" dentro del lugar que representa el balneario. Es un espacio de confluencia anónimo, donde personas transitan apenas entre furtivos cruces de miradas desconocidas que nunca más volverán a encontrarse. Esa misma confluencia existe entre el mar y la tierra cuando se encuentran en este espacio. Lo que para el bañista se le presenta como un "no lugar" para nosotros dos significa un lugar: una arena para encarnar nuestro propósito existencial antropológico.
Me parece genial el intento por crear una obra medioambiental en la arena, explotando las formas orgánicas y colores neutrales y saturados de la naturaleza. Los trazos en la arena emplean formas drivadas de lo orgánico con un enfoque pictórico inventivo y primitivo. Me encanta pensar en la pasión y acción física que conlleva pintar a esta escala estas imagen. Parece como si el creador de estas imagenes y trazos, en algun momento se distancia del gesto y se envuelve con veneración el tratado de la superficie que le sirve de soporte a la imagen.
ResponderEliminarTienen una obra muy solida... a ver si algun dia inventamos algo en la isla. saludos desde los nuyores! =)
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