El proyecto se realiza en el pueblo de Dorado, Puerto Rico, donde recientemente los arqueólogos han descubierto un yacimiento Pre-Taíno alrededor de todo el complejo hotelero del Hyatt Dorado Beach Resort. Cuando Fist Art Foundation nos ofreció con la oportunidad de intervenir en el mismo territorio, inmediatamente propusimos la idea de trabajar en el campo de golf contiguo al yacimiento; de tal manera que aprovecharíamos una de las trampas de arena como emplazamiento interactivo para la conmemoración de nuestra desenterrada historia precolombina.
Dibujando en la arena necesitaríamos palpar la tierra, hasta traspasar la concepción superficial que tenemos ante el paisaje, y con cual cotidianamente interactuamos en el campo; reivindicaríamos que, justo bajo nuestra pisada firme, todavía existe un legado cultural recóndito bajo los estratos de la tierra. Por supuesto que la intervención aspiraría una presencia transitoria, durando solamente el tiempo que las condiciones climáticas dictaran; no obstante, la obra nunca perecería, en todo caso desafiaría el olvido de su naturaleza evanescente, pues su registro repercutiría siempre en la memoria, por más que el proceso de entropía intentase devolverle al lugar su auténtica imagen restaurada. La vulnerabilidad sería entonces el evento estético de la obra, como una trampa visual de celebración por los yacimientos arqueológicos recién descubiertos en el área. A través de un proceso automático y simbiótico de colaboración, invocaríamos el inconsciente de nuestra memoria colectiva, manifestando el instinto creativo de nuestra descendencia. Bajo este contexto, el dibujo de arena serviría como un vestigio de reminiscencia cultural para evidenciar la vigencia de ese vínculo intuitivo que todavía nos une al umbral de nuestra identidad.
Días antes de la intervención, recogimos pigmentos de diferentes colores para conformar el diseño pictórico que revestiría la superficie de la trampa. Utilizamos arenas, cenizas, sedimentos, semillas, carbón, aserrín y harina para lograr resultados de contrastes en el esbozo del dibujo. La improvisación intuitiva nos llevaría a plasmar una estética primitivista relacionada con el contexto antropológico del emplazamiento. Luego esgrafiaríamos la superficie con un palo, humedeciendo simultáneamente la arena para conseguir incisiones precisas en el trazo. Este gesto viril de penetrar en la tierra, no sólo delinearía la composición, sino también integraría el dibujo dentro de su profundidad histórica, forjando el trazo aún más visible que antes debido al nuevo sentido de sombra que la puesta del sol proyectaría bajo el relieve de su hendidura. En resumidas cuentas, nuestra intervención nunca presumiría de una frívola apreciación por la virtud creadora, más que nada, se condescendería con la vivencia sublime de resucitar trascendencia durante un día entero de luz sobre el terreno de nuestro legado ancestral.
Que emocionante! Se les felicita mucho por su trabajo!
ResponderEliminarCristina Salas Gerritsen
Que pasa, como lo llevaís, un curro muy bueno, os tengo que mandar unas fotillos que tengo vuestras mientras que hacías de picapiedra en valencia, un abrazo
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